Cascos de Bicicleta para Niño

El uso de casco infantil es recomendable desde que el niño empieza a moverse en bicicleta, triciclo o patinete, normalmente a partir de los 2 o 3 años. La normativa española obliga a los menores de 16 años a llevar casco en vías públicas, pero incluso en parques o zonas privadas es altamente recomendable para evitar lesiones en caso de caídas.

Para elegir la talla correcta debes medir el contorno de la cabeza del niño con una cinta métrica, situándola justo por encima de las cejas y alrededor de la parte más ancha del cráneo. La mayoría de cascos infantiles cubren medidas entre 48 y 54 cm. El casco debe quedar firme, sin moverse al girar o inclinar la cabeza, pero sin causar presión excesiva. Ajustar el cierre inferior y la ruleta trasera mejora el ajuste final.

Sí. Los cascos infantiles homologados para bicicleta suelen cumplir la normativa europea EN 1078, válida también para patinete, skate y monopatín. Estos cascos ofrecen una protección adecuada para actividades recreativas de baja velocidad, siempre que estén bien ajustados y sin holguras laterales.

El casco infantil debe cumplir con la normativa europea EN 1078, la certificación estándar para cascos de uso en bicicleta, patinete y skate. Esta homologación garantiza protección ante impactos, resistencia del sistema de sujeción y absorción de energía en caso de caída. Verifica siempre que la etiqueta esté presente en el interior del casco.

Se recomienda sustituir el casco cada 3 a 5 años, dependiendo del uso y del estado del material. Si el casco ha sufrido un golpe fuerte o una caída, debe reemplazarse inmediatamente, aunque externamente parezca intacto. Los materiales de protección interna pierden propiedades con el tiempo y la exposición al sol.

Los mejores cascos de bicicleta para niño incluyen ventilación múltiple, peso ligero, sistema de ajuste con ruleta, acolchado interior cómodo, hebilla segura y materiales resistentes. Los colores vivos o reflectantes también mejoran la visibilidad en exteriores.