Grupo Impormotor: La fábrica que crea el camino hacia la élite del motociclismo mundial

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Grupo Impormotor, desde sus orígenes, se propuso revolucionar el motociclismo, cada vez más exigente a nivel técnico y humano, desafiando a los gigantes del sector mediante una política de contención de costes, sin comprometer la calidad y excelencia del producto final. Gracias a ello, se ha facilitado el acceso al motociclismo a cientos de profesionales y aficionados al mundo de la moto.

 

 

 

Si pensamos en la élite del motociclismo, pilotos de la talla de Pedro Acosta, Dani Holgado, Joan Mir o Aron Canet, entre muchos otros que disfrutamos cada fin de semana en el Mundial de MotoGP, han crecido y completado su escalera de formación hacia la élite del motociclismo con motos MIR Racing fabricadas íntegramente en Aspe (Alicante), pequeña localidad situada a 30 km de Alicante.

 

Desde la minivelocidad hasta el salto al circuito grande, el equipo de profesionales que integra Impormotor ha desarrollado y evolucionado cada uno de los diferentes prototipos, atendiendo a los comentarios y exigencias de los pilotos tras ponerlas a prueba en los entornos de competición más exigentes del planeta.

 

 

 

Pero, ¿qué proceso de fabricación siguen estas motocicletas con el sello “Made in Spain”? En líneas generales, podríamos segmentarlo en 6 procesos bien diferenciados:

 

  1. Ingenio en Acción: Los ingenieros de MIR Racing despliegan su creatividad en cada paso, desde la concepción hasta el diseño final. Prototipos meticulosamente elaborados y pruebas exhaustivas garantizan que cada motocicleta cumpla con los más exigentes estándares de calidad, rendimiento y seguridad.

 

  1. El Corazón de la Máquina: Desde el motor hasta las llantas, cada componente es seleccionado y fabricado tras llevar a cabo un estudio exhaustivo, con la finalidad de asegurar un rendimiento óptimo del conjunto de la motocicleta.

 

  1. Construyendo la Esencia: El alma de la moto toma forma a medida que se ensambla cuidadosamente cada parte del chasis. Desde el subchasis hasta los sistemas de suspensión y frenado, cada detalle se fusiona para crear una máquina imponente y ágil.

 

  1. Poder en Movimiento: El latido del motor encuentra su hogar en el corazón de la motocicleta. Con una precisión perfecta, se monta cada componente, desde el sistema de escape hasta el sistema de admisión, asegurando un rendimiento excepcional.

 

  1. El Toque Final: La motocicleta cobra vida a medida que se instalan los elementos esenciales para su funcionamiento. Desde el sistema eléctrico hasta los controles de manejo, cada detalle se ajusta con precisión para garantizar la máxima comodidad y control para el piloto.

 

  1. La Búsqueda de la Perfección: Antes de enfrentarse al desafío del asfalto, cada motocicleta se somete a pruebas rigurosas, que comprenden desde el rendimiento del motor hasta de manejo. De esta forma, se comprueba que cada moto que sale de nuestra fábrica esté lista para conquistar cualquier pista con los más altos estándares de calidad y rendimiento.

 

 

 

¿Hasta dónde llega la pasión por la excelencia en Impormotor? Exceptuando la fabricación del motor, cada fase del proceso cobra vida en el taller central situado en Aspe. Desde la minuciosa evaluación para seleccionar el motor idóneo hasta el ensamblaje y la entrega final, cada moto está elaborada cuidando hasta el último detalle por Javier Llorca y su equipo de profesionales. Todo ello con la finalidad de que cada moto proporcione una experiencia inolvidable a los amantes del mundo de las 2 ruedas en todo tipo de desafíos.

 

Además, y gracias a la creación del Finetwork MIR Racing Team, equipo que cuenta con experiencia en el Mundial de MotoGP, se realiza un exhaustivo programa de I+D para facilitar y poner a disposición del presente y del futuro del motociclismo las mejores herramientas en sus respectivos caminos hacia la categoría reina. La reciente creación de la MIR Racing GP12 220cc, que contó con el “feedback” de 2 jóvenes promesas del deporte español como Adrián Cruces y Alberto Ferrández, es el ejemplo perfecto de la ambición de un proyecto en constante expansión.

 

 

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